Hasta hace relativamente poco, era frecuente que un gran número de usuarios usaran indistintamente los términos Proxy y VPN. Proxy, sin embargo, se refiere a un tipo de servidor que cumple con funciones diferentes a las de una VPN. A continuación vamos a repasar las principales similitudes y diferencias entre ambos conceptos.
Ilma Vienazindyte
Aug 11, 2020 · 3 minuto de lectura
Un Proxy es un tipo de servidor intermediario que se sitúa entre el equipo de un usuario y una dirección de internet que quiera visitar. De esta forma, un Proxy redirige la conexión del usuario y enmascara su IP. Sin embargo, a diferencia de una VPN, un Proxy opera solo a nivel de aplicación, es decir, actúa sobre un programa en específico y no sobre la totalidad de las conexiones del usuario. Además, un Proxy no encripta la conexión del usuario.
Pueden distinguirse tres tipos principales de Proxys:
Están diseñados específicamente para su uso en webs. Pueden instalarse en un navegador para redirigir todo el tráfico web a través del Proxy y proteger de esta forma la IP del usuario.
Son más amplios que los Proxies HTTP, en el sentido de que pueden utilizarse también desde aplicaciones que no estén centradas en la web, por ejemplo juegos o programas de streaming. Sin embargo, siguen siendo servidores que funcionan únicamente a nivel de aplicación.
Tienen un uso diferente a los anteriores proxies. Están diseñados para ser gestionados por un administrador y pasar desapercibidos para los usuarios. Se utilizan para monitorizar el tráfico de una red o para restringir el acceso a determinadas webs, por ejemplo en los equipos informáticos de una empresa que quiere impedir que sus empleados accedan a sus redes sociales o pasen el tiempo en páginas de ocio.
Vayamos paso a paso. ¿Qué es una VPN? Una VPN funciona de manera similar a un Proxy en algunos aspectos. Como un Proxy, una VPN también funciona como un servidor intermediario entre el equipo de un usuario y el resto de internet, de forma que oculta la IP original del usuario. La principal diferencia con respecto a los Proxys, en este sentido, está en que una VPN opera al nivel del sistema operativo y no desde programas específicos, con lo que abarca la totalidad del tráfico del usuario, y no solo el de una aplicación en concreto.
Además, una VPN encripta por completo el tráfico del usuario, con lo que protege todos los datos enviados y recibidos por su equipo, incluso en el caso de que su conexión pase a través de redes vulnerables como una Wi-Fi pública. La encriptación protege a los usuarios frente al seguimiento gubernamental, el seguimiento web y los posibles ataques por parte de hackers.
Conviene recordar que tanto los Proxys como las VPNs pueden reunir los datos de sus usuarios a medida que navegan por internet, por lo que resulta fundamental elegir un proveedor que tenga una estricta política de cero registros para contar con la garantía de que nuestros datos privados están completamente a salvo.
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